jueves, 12 de noviembre de 2015

14. Una síntesis personal del mensaje de Jeremías

Una síntesis personal del mensaje de Jeremías



1. Primera panorámica: Directrices o vías de acceso a Jeremías

Para entrar a fondo en el conocimiento del profeta Jeremías he de partir de una visión general previa, alcanzada por el estudio de quienes nos han precedido, que se refiere
- Tanto al histórico, con el cuadro están mezclados muchos oráculos del profeta,
- Como al cuadro de la teología que vive o forja el profeta.
El fruto maduro de nuestro estudio, y específicamente de los profetas, es el poder interpretar los textos por uno mismo, hacer las propias síntesis, no siendo mero repetidor de lo que ya se ha dicho. Todo intérprete es recreador del texto que lee. Quien escribe y entrega el texto, al sacarlo de sí, lo hace texto para todos, y todos pasamos a ser propietarios de lo que se nos da.
El estudioso asimila los textos y los hace suyos, si bien es cierto que con el aliento y respiración de toda la Gran tradición que le precede y le envuelve.
La primera panorámica que adquiere un estudioso de la Biblia al abordar al profeta Jeremías podría compendiarse en estos puntos.

  1. Jeremías es el profeta que da razón del final del reino de Judá y del comienzo del destierro. Es, pues, la clave bíblica para entender el por qué el final de la monarquía y el destierro.
  2. Nada extraño que el Libro de las Lamentaciones se haya atribuido a Jeremías.
  3. Su libro es amplio, un conjunto de 52 capítulos. Habrá que distinguir cuáles son los capítulos oraculares, que generalmente son en prosa, y cuál la parte narrativa, en prosa. Es necesario distinguir tres niveles de redacción, a saber:
a) Oráculos provenientes del mismo profeta.
b) Material introducido por los redactores del libro
c) Material de carácter deuteronomista (véase abajo), que puede detectarse (en parte) con esta fórmula de apertura: Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor (30,1; 32,1; 34,1).
  1. El libro, que ya en tiempo del profeta es quemado por el rey, ha sufrido avatares en la historia, siendo secretario del Baruc, y en el estado actual resulta completo en sus diferentes piezas.
  2. Los sucesos autobiográficos son abundantes como en ningún otro profeta.
  3. En Jeremías Biografía y Profecía están estrechamente vinculados:
- comenzando con el relato de su vocación (llamada de un joven inexperto),
- siguiendo con su vida celibataria (único caso del Antiguo Testamento)
- y continuando con sus Confesiones (5 confesiones)
- con la Pasión de su vida
- y con su muerte en abandono, que se supone haya ocurrido en Egipto
  1. Todo el libro está escrito en función de la Alianza. La Alianza de Dios es, por lo tanto, la espina vertebral de la teología de Jeremías. Con ella se explica
- el devenir de la historia,
- y el sentido interno de la profecía.
  1. Bien se puede apreciar que el culmen del anuncio de Jeremías va a ser la Nueva Alianza. Es la aportación principal que Jeremías hace a la Historia de la salvación.
  2. En el curso de los poemas el mensaje gira en torno a dos polos, el primero de los cuales es el pecado, y con el pecado está asociada la condenación o castigo. Extensivamente los oráculos contra el pecado son los que más espacio ocupan.
  3. El segundo y definitivo es el anuncio de la misericordia, que de alguna manera supera a la teología de la Alianza y nos dan la verdadera y definitiva imagen de Dios que alcanza el Antiguo Testamento.
11.  Pero el Dios de Israel, al ser según la Alianza el único y verdadero Dios, es el Dios que ejerce su soberanía en todos los pueblos. Por lo tanto los oráculos sobre las naciones son también parte de un profeta del pueblo de Dios.
  1. Una última consideración que es clave para acceder al mensaje último del profeta. Si es cierto que el libro es complejo en su estructura y material acumulado y se puede discutir en puntos muy importantes sobre fecha de nacimiento de los oráculos y posteriores arreglos, hay que convenir que el sentido del libro es el del estado actual. Esto vale muy especialmente para casar los oráculos de consolación, que son los más bellos, con los oráculos de condena. Bien se puede pensar que en la formación y edición del libro no se habría dado paso a los oráculos de condenación si en el mismo volumen no hubiera habido oráculos de consolación. Son estos, justamente los que dan sentido a los oráculos de condena. Por ello, la última palabra del libro es la promesa de la Nueva Alianza (Jr 31). Desde esta perspectiva seguramente que el sentido central del libro de Jeremías es para Israel y para nosotros cristianos el siguiente: El Gran memorial del Perdón de Dios sobre su pueblo amado y la promesa de su amor eterno (Jer 31). Si Dios ha castigado y destruido a Jerusalén y llevado al cautiverio a su pueblo, por encima de ello Dios ha perdonado a su pueblo y lo seguirá amando hasta el fin.

  1. Al final del repaso de jeremías uno se queda con la sensación de que tiene que recomenzar de nuevo para ir ahora línea por línea, verso a verso, pluma en mano para ir anotando los variados matices en que hay que desglosar su rica teología.

2. Teología

En este apartado transcribimos la sección “Teología” de la Introducción a Jeremías de “Sagrada Biblia” en la Versión oficial de la Conferencia Episcopal española, redactada con sentido científico crítico.
* * *

El telón de fondo de gran parte del libro, en el que se inscribe la mayoría de sus elementos teológicos, lo constituye la teología de la alianza: la imagen de la prostitución para definir la idolatría y la de los amantes para denominar a las potencias extranjeras en las que Israel busca eventualmente apoyo. Esta ruptura de la alianza, en consonancia con las amenazas formuladas en ciertos pasajes del Éxodo y del Deuteronomio, implicaba el castigo y la destrucción de la parte infiel a dicha alianza: en este caso, el pueblo de Israel. Así se explica en el libro de Jeremías la invasión caldea y la ya inminente destrucción de la capital con todas sus instituciones.
Frente a esta rígida aplicación de la letra de la alianza, que condena inapelablemente al país, sorprende la lectura de 31,31-34, texto conocido como la nueva alianza. Independientemente de la paternidad jeremiana del oráculo, lo cierto es que aquí observamos un cambio decisivo en la concepción y teología de la alianza que tendrá claras repercusiones en la doctrina paulina sobre la ley. Demostrada en la práctica la ineficacia histórica de la alianza mosaica, el Señor promete una nueva alianza, inscrita en los corazones de todos (apelación a la interiorización y a la conciencia individual), que permitirá que la gente conozca sin intermediarios a su Dios.
Aunque de las partes del libro que se suponen originales de Jeremías se deduce con claridad meridiana que el profeta no vislumbra posibilidad alguna de arreglo de tan calamitosa situación (simplemente la existencia de Israel está confinada al recuerdo), descubrimos otra serie de textos en los que se propone una solución de emergencia: la conversión podría arreglar las cosas. El Señor se manifiesta dispuesto a perdonar a su recalcitrante pueblo a condición de que vuelva a él su corazón.
Todo el libro de Jeremías se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre estos dos extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. ¿Se nutría Jeremías de esta convicción o más bien hemos de pensar que los oráculos de restauración se deben a redactores posteriores que quisieron quitar hierro a las desesperanzadas palabras del profeta? Nunca lo sabremos, pero podemos sospechar la segunda alternativa. Es probable que años después de la presencia de Jeremías en la historia, cuando ya se vislumbraba (o ya había tenido efecto) la liberación de Babilonia, algunos escribas retocaran el libro de Jeremías.
Existe en el libro un dato de teología política que conviene tener en cuenta. Tal era la convicción de Jeremías de que la invasión de Judá y la inminente destrucción de Jerusalén eran obra de Dios que confiere al rey caldeo, Nabucodonosor, el título de Siervo (del Señor: 25,9; 27,6; 43,10). En realidad, Nabucodonosor se ha convertido en el brazo de Dios, en ejecutor de su castigo. Tal postura del profeta le acarreó la acusación de alta traición, de moverse en la órbita de los caldeos, de predicar la sumisión al enemigo. En realidad, el pragmatismo teológico del profeta lo obligaba a proclamar el sometimiento a los caldeos, pues la postura contraria implicaba la rebelión contra Dios y su decisión punitiva.
Vinculado a esas ideas, nos encontramos con un problema que se sigue discutiendo apasionadamente. ¿Cuál era la visión de Jeremías respecto al futuro? ¿Abrigaba un pensamiento escatológico? ¿Vivía con la esperanza en un futuro, tal vez lejano, de definitiva restauración nacional? Hoy por hoy resulta imposible ofrecer una respuesta sobre este dilema.
En el fondo el grave problema con el que se enfrenta Judá es el de su propio desconocimiento de Dios (2.8; 4,22; 9,2.5.23; 22,16; 24,7; 31,34). En idénticos términos se abre el libro de Isaías (1,3; véase 20,23). No se trata de un conocimiento teórico, «teológico», sino de una aceptación vital del señorío del Señor en todos los ámbitos de la vida del ser humano y del cosmos, del señorío sobre su creación. Pero desgraciadamente Israel no ha conocido al Señor. ¡Triste veredicto final!
* * *
Nota personal. Justamente para una valoración matizada del mensaje de Jeremías en la complejidad de los textos anotábamos el punto 12 en las “Directrices o vías de acceso a Jeremías”.

3. El polo del “pecado”

Desde unos presupuestos generales para acceder al profeta podemos ir al núcleo desde distintas vertientes. Una de ellas es el PECADO.

Qué pasa cuando el hombre peca
Qué pasa en Dios
1.      Primera reacción: el disgusto de Dios
2.      La ira de Dios
3.      La amenaza de Dios
4.      El castigo de Dios
5.      La misericordia de Dios

Qué pasa en el hombre
1.      Quién peca (a quién se acusa):
- el gobernante
- el sacerdote
- el profeta
- el pueblo
2.      Que es el pecado: un adulterio, una prostitución
- la prostitución
- los amantes (potencias extranjeras)
3.      Cuál es el resultado del pecado: la destrucción:
- destrucción total
- destrucción sin remedio
- destrucción histórica
4.      El futuro de la conversión: la escatología de Jeremías

Qué pasa en el profeta Jeremías
Para este punto nos remitimos al estudio dado en otra Nota y titulado “Jeremías a la sombra de Jesús”.

1.      El profeta en total soledad: el celibato de Jeremías, caso único
2.      La pasión de Jeremías
3.      Las confesiones de Jeremías.
4.      El final  de Jeremías

Nota. En un taller de trabajo, dividida el aula en grupos, inmediatamente se fueron rellenando con citas los diversos apartados; pero no era más que la referencia a los capítulos estudiados, el 2 y el 3. Así (Grupo Jacqueline). El mismo estudio se puede proseguir por los demás.
QUÉ PASA EN DIOS.
1.        Primera reacción: el disgusto de Dios (2, 4 - 7) (2,28) (3,1) (3,19-21)
2.        La ira de Dios (2,9) (2,24) (3,3-5)
3.        La amenaza de Dios (2,19) (2,22) (2,26) (3,7)
4.        El castigo de Dios (2,30) (2,37)
5.        La misericordia de Dios (3,12-18)
QUÉ PASA EN EL HOMBRE
1.        Quién peca: (a quién se acusa)
-          El gobernante
-          El sacerdote
-          El profeta
-          El pueblo (2,13)
2.        Qué es el pecado: un adulterio, una prostitución
-          La prostitución (2,8) (2,13) (2,20 - 21) (2,32 -33) (3,2)
-          Los amantes (potencia extranjera) (2, 23) (2, 25) (3,1)
3.        Cuál es el resultado del pecado: la destrucción:
-          Destrucción total (2,15 -16)
-          Destrucción sin remedio (2,30)
-          Destrucción histórica
4.        El futuro de la conversión: la escatología de Jeremías (3,23)
El pueblo reconoce su pecado (3,25)

Qué pasa hoy en el mundo cuando el hombre peca
Si el texto sagrado tiene un valor no solamente memorial como referencia de un pasado, sino también sacramental como virtualidad y operatividad de un presente, la pregunta que dimana del Profeta (desde la sacramentalidad del texto) es esta: Qué pasa en el mundo, según el texto revelado, cuando el hombre peca.

4. La voz de Jeremías en la Iglesia de hoy y en el hoy del mundo
Una constante en nuestras explicaciones enlaza con la pregunta apenas mencionada: el hoy del texto como revelación actuante en el hoy de la comunidad humana, Iglesia y Mundo. Esto suscita planteamientos precisos:
- El Dios de los profetas y el orden de la sociedad, que, conforme la secularización avanza, se define como sociedad ajena a toda referencia divina.
- Estos destinatarios a los que yo me dirijo como portavoz de Dios, como profeta del Señor.

1. En el hoy de la Iglesia
El hoy de la Iglesia gravita en torno a dos ejes:
- La Fe. Año de la Fe. Compulsar nuestra fe a los 50 años de un Concilio que fue la gracia del Espíritu a la Iglesia en el siglo XX. El Papa, al abrir el Año de la Fe, ha hablado de la “desertización espiritual” que está padeciendo la Iglesia desde hace unos decenios.
- La Nueva Evangelización, que pone a todos los bautizados en trance de ser testigos directos del don recibido en el bautismo y de entrar en diálogo cordial con el mundo.
Por otra parte, en el “hoy” de la Iglesia se está llevando a cabo un proceso de purificación, especialmente significado al afrontar de modo decidido los escándalos de pederastia que por falsas razones se habían cubierto de silencio.
A este respecto véase el artículo del periódico digital Religión en libertad (día 19 de octubre de 2012), Acción purificadora del Papa La «silenciosa limpieza» de Benedicto XVI: Ha forzado la dimisión de 77 obispos en 6 años.

“No existen estadísticas oficiales sobre los obispos obligados a presentar sus renuncias anticipadas en los últimos seis años. Cuando un prelado deja su puesto por enfermedad o “causas de fuerza mayor”, la sala de prensa del Vaticano difunde una nota de tres líneas para informar que la dimisión fue aceptada por el Papa según el número 401.2 del Código de Derecho Canónico, la ley fundamental de la Iglesia. Desde la llegada de Joseph Ratzinger al trono de San Pedro las dimisiones obligadas se multiplicaron. De acuerdo a un conteo realizado por el Vatican Insider, de abril de 2005 a la fecha dejaron su puesto con esa fórmula 77 obispos, un promedio de uno cada 36 días. De estos sólo una cifra menor se debió a males físicos…” Las renuncias obligadas se deben, entre otras, a posiciones doctrinales y a causa de comportamientos sexuales. El artículo cita una serie de casos concretos con sus nombres.

En el hoy de la Iglesia Jeremías nos introduce al misterio mismo del anuncio, que no es condenación y salvación, mitad por mitad, sino algo distinto, que de ninguna manera se puede cuantificar.
No cabe una fórmula teológica que pueda adecuar estos dos componentes teológicos, que (a mi parecer) no se resuelven ni por yuxtaposición, ni por inclusión, ni por otra fórmula que se invente.
La Iglesia por su naturaleza vive en tensión, y esta tensión es inherente a su ser. Jeremías en sus oráculos apela repetidamente a la “ira de Dios”. Para nuestra síntesis podemos dejarlo a un lado este mensaje; inútil pretensión, porque los textos están ahí. Jesús ha tomado la “amenaza profética” en su propio mensaje de anuncio del Reino.



2. En el hoy de la sociedad, del mundo

En el hoy del mundo, lugar de nuestra convivencia, de nuestro anuncio y diálogo, observamos estas condiciones:

  1. Múltiples religiones con el mismo derecho social de coexistencia y expresión.
  2. Avance vertiginoso de una secularización (no secularidad) que desplaza a Dios del ámbito de las relaciones humanas, con la invasión de un neopaganismo.
  3. Crisis económica mundial que golpea a las familias con efectos negativos no solo en las carencias materiales sino en los planteamientos de vida. En España está siendo particularmente sensible y dolorosa. Grupos religiosos se quejan – seguramente que con razón – de que el episcopado no dé oportunamente una voz iluminadora y profética.
  4. La injusticia social, la corrupción y el soborno en los juicios, azote continuo de los profetas desde los primeros; así en Amós.
  5. La fractura alarmante del matrimonio por falta de fidelidad, fenómeno que adquiere proporciones mundiales. Junto con ello el respeto a la vida en sus orígenes: el “crimen” del aborto.
  6. Dentro del hedonismo, la desacralización de la sexualidad como orden sagrado puesto por Dios en la naturaleza.
  7. En el área de México son de resonancia mundial los crímenes del narcotráfico. En el último mandato presidencial (2006-2012) las estadísticas que se dan superan los 50.000.

Como indicativo de la amoralidad y permisividad social que se ha implantado en la sociedad donde vivimos, y donde por el cauce que sea tiene que haber una voz profética, se pueden ver estadísticas sobre el aborto y prácticas anticonceptivas. He aquí datos de un artículo reciente del periódico Mural:
“…En enero 21 del 2004, el entonces secretario de Salud, doctor Julio Frenk, impulsó la publicación de la Modificación de la Norma Oficial NOM 005-SSA2-1993, permitiendo la comercialización de la Píldora de Anticoncepción de Emergencia (PAE), conocida también como la píldora del día siguiente. Meses después, este fármaco pasaría a formar parte del Cuadro Básico de Medicamentos con nivel 1, dando paso a su libre distribución sin necesidad de receta, ni menos aun de contar con la autorización de los padres tratándose de menores de edad. El abuso en la distribución masiva de la píldora del día siguiente ha sido el siguiente paso lógico a seguir: ¿Qué puede extrañarnos ahora que este medicamento es identificado como el método anticonceptivo más vendido en México, con 6.8 millones de unidades, lo que representa el 42 por ciento del total de anticonceptivos hormonales consumidos por las mujeres?” (¿Qué pasó al día siguiente? Por Paz Fernández Cueto 26 octubre 2012).

Una nota ilustrativa
Los Profetas, y muy concretamente Jeremías, han interpretado las adversidades de la naturaleza como castigo por el pecado, al mismo plano que el destierro y la destrucción. Las han vinculado, por tanto, a la Alianza, y en sus oráculos aparecen como “palabra del Señor”. Véase: “Palabra que el Señor dirigió a Jeremías a propósito de la gran sequía” (14,1).
Todo esto requiere su interpretación teológica adecuada.
Estos años recientes ha habido grandes catástrofes que han afectado severamente a países: Indonesia, Japón, Haití…, y estos días el huracán Sandy ha asolado a New York.
Por la actualidad del caso, y como mera nota colateral, reportamos el artículo que el Rabino Jefe de la Comunidad Judía Ortodoxa de Guadalajara escribía ayer en la prensa.

Joshua Kullock / Teología de la catástrofe
(Mural, 3 noviembre 2012)
“Los momentos de catástrofes naturales suelen ser buen caldo de cultivo para el desarrollo de toda clase de pensamientos teológicos. Hay quien ve en un terremoto el dedo castigador de un dios vengativo. Otros prefieren hacer uso de estos desequilibrios en el devenir de la naturaleza para afirmar su total descreimiento en cualquier tipo de deidad. Si dios no puede evitar los huracanes, entonces esa es prueba más que suficiente de que no existe.
En estos últimos días veía fotos de las huellas dejadas por Sandy, el huracán que azotó la costa este de los Estados Unidos. Entre las distintas imágenes, una me llamó particularmente la atención: se trataba de una toma aérea de un vecindario en Queens. Allí se podían ver unas cincuenta casas. La mitad estaban en un estado decente teniendo en cuenta la magnitud de la tormenta. La otra mitad, por el contrario, estaba absolutamente destruida. No habían quedado ni los cimientos, fruto de un incendio que se ocasionó luego del paso del huracán. ¿Puede ser que exista un Dios que castiga a unos mientras salva a otros? ¿Puede ser que paguen justos por pecadores? ¿Puede ser que Dios sea todopoderoso pero que haya decidido no intervenir mientras el fuego dejaba sin hogar a tantas familias? ¿Se puede creer en Dios en un mundo que se presenta tan caótico y desencajado?
Hace algo más de ochocientos años vivió un sabio llamado Maimónides. Fue posiblemente uno de los pensadores más importantes de toda la historia judía, escribiendo obras legales, exegéticas, médicas y filosóficas a lo largo de su vida. Como no podía ser de otra manera, Maimónides también escribió teología, y se dedicó entre otras cosas a intentar explicar el problema del mal. Pero con una salvedad: su teología no fue producto de una reflexión disociada del sufrimiento, ya que este sabio español perdió a un ser querido en una catástrofe natural. En medio de una furiosa tormenta, el barco en el que viajaba su hermano se hundió, y por tanto, cuando Maimónides tuvo que dar cuenta de Dios y del mal, lo hizo desde su propia experiencia.
Para Maimónides, hay tres grandes fuentes de males en el mundo: aquello que concierne a las leyes de la naturaleza, aquello que los hombres se hacen mutuamente y aquello que el hombre se hace a sí mismo. Sin profundizar demasiado (no es este el espacio para hacerlo) podemos ver que las tres causas del mal tienen algo en común: excluyen a Dios de la ecuación. En este mundo que se comporta de acuerdo con leyes establecidas, pretender que Dios intervenga a fin de protegernos sería un despropósito, y haría colapsar toda la estructura. Los tsunamis, por poner un ejemplo, no son castigo divino, sino la consecuencia del movimiento de placas tectónicas de nuestro planeta.
Quitar a Dios de la ecuación que intenta encontrar sentido a los desastres naturales no significa declarar que no existe o que su presencia es inocua. Por el contrario, hacer teología de la catástrofe puede ser la invitación para generar un cambio de perspectiva en la manera en la que vemos y entendemos las cosas que nos suceden. Mientras que hubo, hay y habrá gente que siga sosteniendo que Sandy es la forma que Dios tiene de castigar a los Estados Unidos por la razón que sea y gente que aproveche la ocasión para afirmar su ateísmo practicante, yo prefiero ver a Dios en el día después, en el momento en que comienza la reconstrucción: porque incluso si no hay deidad que pueda intervenir en la naturaleza para ahorrarnos huracanes, terremotos o tsunamis, Dios se encuentra en todas aquellas manos que se ofrendan en el ser para volver a poner de pie a las ciudades golpeadas por la tragedia. De igual manera, Dios no sería el causante de enfermedades y dolencias; por el contrario, su presencia quedaría manifiesta en aquellos médicos que cotidianamente hacen todo lo posible por curar a sus pacientes.
Las catástrofes naturales son caldo de cultivo para el pensamiento teológico. Pero mientras muchos ven en ellas a un dios destructor o a un dios indiferente, yo seguiré promoviendo un paradigma distinto, en donde no solamente Dios nos inspira a reconstruir, sino que todos -creyentes o no- somos constantemente invitados a afirmarnos en el lugar de quien con sus obras decide contribuir activamente a palear el sufrimiento en este mundo, ya que de esa manera hacemos acto de la potencia redentora que anida en cada uno de nosotros”.
(Noticia sobre el autor. “La Comunidad Hebrea de Guadalajara - llamada también Kehila Masortit - fue fundada en el año 2003 por un grupo de familias que decide continuar con la práctica del Judaísmo conservador en la ciudad, luego que la Comunidad Israelita de Guadalajara decidiera optar por la adopción del rito ortodoxo. Hoy en día, la Comunidad Hebrea de Guadalajara cuenta con 190 miembros. Desde septiembre de 2006, es liderada por el Rabino Joshua Kullock. La comunidad cuenta con un blog y un podcast que se actualizan semanalmente. Asimismo, la comunidad transmite clases desde su propio canal de TV en Internet” (Wikipedia).

5. La palabra definitiva de Jeremías: el amor invencible de Dios
El amor de Dios no queda satisfecho con el perdón, sino que es
- por de pronto perdón (el perdón en Jeremías está muy relacionado con la conversión),
- y que se manifiesta sobe todo con la promesa, la cual alcanza su cima en 31,31-34.

Guadalajara, 4 noviembre 2012


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