Una síntesis
personal del mensaje de Jeremías
1. Primera
panorámica: Directrices o vías de acceso a Jeremías
Para entrar a fondo en el conocimiento
del profeta Jeremías he de partir de una visión general previa, alcanzada por
el estudio de quienes nos han precedido, que se refiere
- Tanto al histórico, con el cuadro
están mezclados muchos oráculos del profeta,
- Como al cuadro de la teología que vive
o forja el profeta.
El fruto maduro de nuestro estudio, y
específicamente de los profetas, es el
poder interpretar los textos por uno mismo, hacer las propias síntesis, no
siendo mero repetidor de lo que ya se ha dicho. Todo intérprete es recreador
del texto que lee. Quien escribe y entrega el texto, al sacarlo de sí, lo hace
texto para todos, y todos pasamos a ser propietarios de lo que se nos da.
El estudioso asimila los textos y los
hace suyos, si bien es cierto que con el aliento y respiración de toda la Gran
tradición que le precede y le envuelve.
La primera panorámica que adquiere un
estudioso de la Biblia al abordar al profeta Jeremías podría compendiarse en
estos puntos.
- Jeremías es el profeta que da razón del final
del reino de Judá y del comienzo del destierro. Es, pues, la clave bíblica
para entender el por qué el final de la monarquía y el destierro.
- Nada extraño que el Libro de las Lamentaciones
se haya atribuido a Jeremías.
- Su libro es amplio, un conjunto de 52
capítulos. Habrá que distinguir cuáles son los capítulos oraculares, que
generalmente son en prosa, y cuál la parte narrativa, en prosa. Es
necesario distinguir tres niveles de redacción, a saber:
a) Oráculos
provenientes del mismo profeta.
b) Material
introducido por los redactores del libro
c) Material de
carácter deuteronomista (véase abajo), que puede detectarse (en parte) con esta
fórmula de apertura: Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor (30,1;
32,1; 34,1).
- El libro, que ya en tiempo del profeta es
quemado por el rey, ha sufrido avatares en la historia, siendo secretario
del Baruc, y en el estado actual resulta completo en sus diferentes
piezas.
- Los sucesos autobiográficos son abundantes como
en ningún otro profeta.
- En Jeremías Biografía y Profecía están
estrechamente vinculados:
- comenzando con
el relato de su vocación (llamada de un joven inexperto),
- siguiendo con
su vida celibataria (único caso del Antiguo Testamento)
- y continuando
con sus Confesiones (5 confesiones)
- con la Pasión
de su vida
- y con su
muerte en abandono, que se supone haya ocurrido en Egipto
- Todo el libro está escrito en función de la
Alianza. La Alianza de Dios es, por lo tanto, la espina vertebral de la
teología de Jeremías. Con ella se explica
- el devenir de
la historia,
- y el sentido
interno de la profecía.
- Bien se puede apreciar que el culmen del
anuncio de Jeremías va a ser la Nueva Alianza. Es la aportación principal
que Jeremías hace a la Historia de la salvación.
- En el curso de los poemas el mensaje gira en
torno a dos polos, el primero de los cuales es el pecado, y con el pecado
está asociada la condenación o castigo. Extensivamente los oráculos contra
el pecado son los que más espacio ocupan.
- El segundo y definitivo es el anuncio de la
misericordia, que de alguna manera supera a la teología de la Alianza y
nos dan la verdadera y definitiva imagen de Dios que alcanza el Antiguo
Testamento.
11. Pero
el Dios de Israel, al ser según la Alianza el único y verdadero Dios, es el
Dios que ejerce su soberanía en todos los pueblos. Por lo tanto los oráculos
sobre las naciones son también parte de un profeta del pueblo de Dios.
- Una última
consideración que es clave para acceder al mensaje último del profeta. Si
es cierto que el libro es complejo en su estructura y material acumulado y
se puede discutir en puntos muy importantes sobre fecha de nacimiento de
los oráculos y posteriores arreglos, hay que convenir que el sentido del
libro es el del estado actual. Esto vale muy especialmente para casar los
oráculos de consolación, que son los más bellos, con los oráculos de
condena. Bien se puede pensar que en la formación y edición del libro no
se habría dado paso a los oráculos de condenación si en el mismo volumen
no hubiera habido oráculos de consolación. Son estos, justamente los que
dan sentido a los oráculos de condena. Por ello, la última palabra del
libro es la promesa de la Nueva Alianza (Jr 31). Desde esta perspectiva
seguramente que el sentido central del libro de Jeremías es para Israel y
para nosotros cristianos el siguiente: El
Gran memorial del Perdón de Dios sobre su pueblo amado y la promesa de su
amor eterno (Jer 31). Si Dios ha castigado y destruido a Jerusalén y
llevado al cautiverio a su pueblo, por encima de ello Dios ha perdonado a
su pueblo y lo seguirá amando hasta el fin.
- Al final
del repaso de jeremías uno se queda con la sensación de que tiene que recomenzar
de nuevo para ir ahora línea por línea, verso a verso, pluma en mano para
ir anotando los variados matices en que hay que desglosar su rica
teología.
2. Teología
En este apartado transcribimos la
sección “Teología” de la Introducción a Jeremías de “Sagrada Biblia” en la Versión
oficial de la Conferencia Episcopal española, redactada con sentido científico
crítico.
*
* *
El telón de fondo de gran parte del
libro, en el que se inscribe la mayoría de sus elementos teológicos, lo
constituye la teología de la alianza: la imagen de la prostitución para definir
la idolatría y la de los amantes para
denominar a las potencias extranjeras en las que Israel busca eventualmente
apoyo. Esta ruptura de la alianza, en consonancia con las amenazas formuladas
en ciertos pasajes del Éxodo y del Deuteronomio, implicaba el castigo y la
destrucción de la parte infiel a dicha alianza: en este caso, el pueblo de
Israel. Así se explica en el libro de Jeremías la invasión caldea y la ya
inminente destrucción de la capital con todas sus instituciones.
Frente
a esta rígida aplicación de la letra de la alianza, que condena inapelablemente
al país, sorprende la lectura de 31,31-34, texto conocido como la nueva
alianza. Independientemente de la paternidad jeremiana del oráculo, lo cierto
es que aquí observamos un cambio decisivo en la concepción y teología de la
alianza que tendrá claras repercusiones en la doctrina paulina sobre la ley.
Demostrada en la práctica la ineficacia histórica de la alianza mosaica, el
Señor promete una nueva alianza, inscrita en los corazones de todos (apelación
a la interiorización y a la conciencia individual), que permitirá que la gente
conozca sin intermediarios a su Dios.
Aunque
de las partes del libro que se suponen originales de Jeremías se deduce con claridad
meridiana que el profeta no vislumbra posibilidad alguna de arreglo de tan
calamitosa situación (simplemente la existencia de Israel está confinada al
recuerdo), descubrimos otra serie de textos en los que se propone una solución
de emergencia: la conversión podría arreglar las cosas. El Señor se manifiesta
dispuesto a perdonar a su recalcitrante pueblo a condición de que vuelva a él
su corazón.
Todo
el libro de Jeremías se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre estos dos
extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de
recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin
posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. ¿Se nutría Jeremías de
esta convicción o más bien hemos de pensar que los oráculos de restauración se
deben a redactores posteriores que quisieron quitar hierro a las
desesperanzadas palabras del profeta? Nunca lo sabremos, pero podemos sospechar
la segunda alternativa. Es probable que años después de la presencia de
Jeremías en la historia, cuando ya se vislumbraba (o ya había tenido efecto) la
liberación de Babilonia, algunos escribas retocaran el libro de Jeremías.
Existe
en el libro un dato de teología política que conviene tener en cuenta. Tal era
la convicción de Jeremías de que la invasión de Judá y la inminente destrucción
de Jerusalén eran obra de Dios que confiere al rey caldeo, Nabucodonosor, el
título de Siervo (del Señor: 25,9; 27,6; 43,10). En realidad, Nabucodonosor se
ha convertido en el brazo de Dios, en ejecutor de su castigo. Tal postura del
profeta le acarreó la acusación de alta traición, de moverse en la órbita de
los caldeos, de predicar la sumisión al enemigo. En realidad, el pragmatismo
teológico del profeta lo obligaba a proclamar el sometimiento a los caldeos,
pues la postura contraria implicaba la rebelión contra Dios y su decisión
punitiva.
Vinculado
a esas ideas, nos encontramos con un problema que se sigue discutiendo apasionadamente.
¿Cuál era la visión de Jeremías respecto al futuro? ¿Abrigaba un pensamiento
escatológico? ¿Vivía con la esperanza en un futuro, tal vez lejano, de definitiva
restauración nacional? Hoy por hoy resulta imposible ofrecer una respuesta sobre
este dilema.
En
el fondo el grave problema con el que se enfrenta Judá es el de su propio desconocimiento
de Dios (2.8; 4,22; 9,2.5.23; 22,16; 24,7; 31,34). En idénticos términos se
abre el libro de Isaías (1,3; véase 20,23). No se trata de un conocimiento teórico,
«teológico», sino de una aceptación vital del señorío del Señor en todos los
ámbitos de la vida del ser humano y del cosmos, del señorío sobre su creación.
Pero desgraciadamente Israel no ha conocido al Señor. ¡Triste veredicto final!
*
* *
Nota personal. Justamente para una valoración
matizada del mensaje de Jeremías en la complejidad de los textos anotábamos el
punto 12 en las “Directrices o vías de acceso a Jeremías”.
3. El polo del
“pecado”
Desde unos presupuestos generales para
acceder al profeta podemos ir al núcleo desde distintas vertientes. Una de
ellas es el PECADO.
Qué pasa cuando
el hombre peca
Qué
pasa en Dios
1.
Primera reacción: el disgusto de
Dios
2.
La ira de Dios
3.
La amenaza de Dios
4.
El castigo de Dios
5.
La misericordia de Dios
Qué
pasa en el hombre
1.
Quién peca (a quién se acusa):
-
el gobernante
-
el sacerdote
-
el profeta
-
el pueblo
2.
Que es el pecado: un adulterio, una prostitución
-
la prostitución
-
los amantes (potencias extranjeras)
3.
Cuál es el resultado del pecado:
la destrucción:
-
destrucción total
-
destrucción sin remedio
-
destrucción histórica
4.
El futuro de la conversión: la escatología
de Jeremías
Qué
pasa en el profeta Jeremías
Para este punto nos remitimos al estudio
dado en otra Nota y titulado “Jeremías a la sombra de Jesús”.
1.
El profeta en total soledad: el
celibato de Jeremías, caso único
2.
La pasión de Jeremías
3.
Las confesiones de Jeremías.
4.
El final de Jeremías
Nota. En un taller de
trabajo, dividida el aula en grupos, inmediatamente se fueron rellenando con citas
los diversos apartados; pero no era más que la referencia a los capítulos
estudiados, el 2 y el 3. Así (Grupo Jacqueline). El mismo estudio se puede
proseguir por los demás.
QUÉ PASA EN DIOS.
1.
Primera reacción: el disgusto de
Dios (2, 4 - 7) (2,28) (3,1) (3,19-21)
2.
La ira de Dios (2,9) (2,24)
(3,3-5)
3.
La amenaza de Dios (2,19) (2,22)
(2,26) (3,7)
4.
El castigo de Dios (2,30) (2,37)
5.
La misericordia de Dios (3,12-18)
QUÉ PASA EN EL HOMBRE
1.
Quién peca: (a quién se acusa)
-
El gobernante
-
El sacerdote
-
El profeta
2.
Qué es el pecado: un adulterio, una prostitución
-
La prostitución (2,8) (2,13) (2,20
- 21) (2,32 -33) (3,2)
-
Los amantes (potencia extranjera)
(2, 23) (2, 25) (3,1)
3.
Cuál es el resultado del pecado:
la destrucción:
-
Destrucción total (2,15 -16)
-
Destrucción sin remedio (2,30)
-
Destrucción histórica
4.
El futuro de la conversión: la
escatología de Jeremías (3,23)
El pueblo reconoce su pecado (3,25)
Qué pasa hoy en el mundo cuando el
hombre peca
Si
el texto sagrado tiene un valor no solamente memorial como referencia de un
pasado, sino también sacramental como virtualidad y operatividad de un
presente, la pregunta que dimana del Profeta (desde la sacramentalidad del
texto) es esta: Qué pasa en el mundo, según
el texto revelado, cuando el hombre peca.
4. La voz de Jeremías en la Iglesia de
hoy y en el hoy del mundo
Una
constante en nuestras explicaciones enlaza con la pregunta apenas mencionada:
el hoy del texto como revelación actuante en el hoy de la comunidad humana,
Iglesia y Mundo. Esto suscita planteamientos precisos:
-
El Dios de los profetas y el orden
de la sociedad, que, conforme la secularización avanza, se define como sociedad
ajena a toda referencia divina.
-
Estos destinatarios a los que yo me
dirijo como portavoz de Dios, como profeta del Señor.
1. En el hoy de la Iglesia
El hoy de la Iglesia gravita en torno a
dos ejes:
- La
Fe. Año de la Fe. Compulsar nuestra fe a los 50 años de un Concilio que fue
la gracia del Espíritu a la Iglesia en el siglo XX. El Papa, al abrir el Año de
la Fe, ha hablado de la “desertización espiritual” que está padeciendo la
Iglesia desde hace unos decenios.
- La
Nueva Evangelización, que pone a todos los bautizados en trance de ser
testigos directos del don recibido en el bautismo y de entrar en diálogo
cordial con el mundo.
Por otra parte, en el “hoy” de la
Iglesia se está llevando a cabo un
proceso de purificación, especialmente significado al afrontar de modo
decidido los escándalos de pederastia que por falsas razones se habían cubierto
de silencio.
A este respecto véase el artículo del
periódico digital Religión en libertad (día 19 de octubre de 2012), Acción purificadora del Papa La «silenciosa
limpieza» de Benedicto XVI: Ha forzado la dimisión de 77 obispos en 6 años.
“No
existen estadísticas oficiales sobre los obispos obligados a presentar sus
renuncias anticipadas en los últimos seis años. Cuando un prelado deja su
puesto por enfermedad o “causas de fuerza mayor”, la sala de prensa del
Vaticano difunde una nota de tres líneas para informar que la dimisión fue
aceptada por el Papa según el número 401.2 del Código de Derecho Canónico, la
ley fundamental de la Iglesia. Desde la llegada de Joseph Ratzinger al trono de
San Pedro las dimisiones obligadas se multiplicaron. De acuerdo a un conteo
realizado por el Vatican Insider, de
abril de 2005 a la fecha dejaron su puesto con esa fórmula 77 obispos, un
promedio de uno cada 36 días. De estos sólo una cifra menor se debió a males
físicos…” Las renuncias obligadas se deben, entre otras, a posiciones doctrinales
y a causa de comportamientos sexuales. El artículo cita una serie de casos
concretos con sus nombres.
En el hoy de la Iglesia Jeremías nos
introduce al misterio mismo del anuncio, que no es condenación y salvación,
mitad por mitad, sino algo distinto, que de ninguna manera se puede
cuantificar.
No cabe una fórmula teológica que pueda
adecuar estos dos componentes teológicos, que (a mi parecer) no se resuelven ni
por yuxtaposición, ni por inclusión, ni por otra fórmula que se invente.
La Iglesia por su naturaleza vive en
tensión, y esta tensión es inherente a su ser. Jeremías en sus oráculos apela
repetidamente a la “ira de Dios”. Para nuestra síntesis podemos dejarlo a un
lado este mensaje; inútil pretensión, porque los textos están ahí. Jesús ha tomado
la “amenaza profética” en su propio mensaje de anuncio del Reino.
2. En el hoy de la sociedad, del mundo
En el hoy del mundo, lugar de nuestra
convivencia, de nuestro anuncio y diálogo, observamos estas condiciones:
- Múltiples
religiones con el mismo derecho social de coexistencia y expresión.
- Avance
vertiginoso de una secularización (no secularidad) que desplaza a Dios del
ámbito de las relaciones humanas, con la invasión de un neopaganismo.
- Crisis
económica mundial que golpea a las familias con efectos negativos no solo
en las carencias materiales sino en los planteamientos de vida. En España
está siendo particularmente sensible y dolorosa. Grupos religiosos se
quejan – seguramente que con razón – de que el episcopado no dé
oportunamente una voz iluminadora y profética.
- La
injusticia social, la corrupción y el soborno en los juicios, azote
continuo de los profetas desde los primeros; así en Amós.
- La fractura
alarmante del matrimonio por falta de fidelidad, fenómeno que adquiere
proporciones mundiales. Junto con ello el respeto a la vida en sus
orígenes: el “crimen” del aborto.
- Dentro del
hedonismo, la desacralización de la sexualidad como orden sagrado puesto
por Dios en la naturaleza.
- En el área
de México son de resonancia mundial los crímenes del narcotráfico. En el
último mandato presidencial (2006-2012) las estadísticas que se dan
superan los 50.000.
Como indicativo
de la amoralidad y permisividad social que se ha implantado en la sociedad
donde vivimos, y donde por el cauce que sea tiene que haber una voz profética,
se pueden ver estadísticas sobre el aborto y prácticas anticonceptivas. He aquí
datos de un artículo reciente del periódico Mural:
“…En enero 21 del 2004, el entonces secretario de
Salud, doctor Julio Frenk, impulsó la publicación de la Modificación de la
Norma Oficial NOM 005-SSA2-1993, permitiendo la comercialización de la Píldora
de Anticoncepción de Emergencia (PAE), conocida también como la píldora del día
siguiente. Meses después, este fármaco pasaría a formar parte del Cuadro Básico
de Medicamentos con nivel 1, dando paso a su libre distribución sin necesidad
de receta, ni menos aun de contar con la autorización de los padres tratándose
de menores de edad. El abuso en la distribución masiva de la píldora del día
siguiente ha sido el siguiente paso lógico a seguir: ¿Qué puede extrañarnos
ahora que este medicamento es identificado como el método anticonceptivo más vendido en México, con 6.8 millones de
unidades, lo que representa el 42 por ciento del total de anticonceptivos
hormonales consumidos por las mujeres?” (¿Qué
pasó al día siguiente? Por Paz
Fernández Cueto 26 octubre 2012).
Una nota ilustrativa
Los
Profetas, y muy concretamente Jeremías, han interpretado las adversidades de la
naturaleza como castigo por el pecado, al mismo plano que el destierro y la
destrucción. Las han vinculado, por tanto, a la Alianza, y en sus oráculos
aparecen como “palabra del Señor”. Véase: “Palabra que el Señor dirigió a
Jeremías a propósito de la gran sequía” (14,1).
Todo
esto requiere su interpretación teológica adecuada.
Estos
años recientes ha habido grandes catástrofes que han afectado severamente a
países: Indonesia, Japón, Haití…, y estos días el huracán Sandy ha asolado a
New York.
Por
la actualidad del caso, y como mera nota colateral, reportamos el artículo que
el Rabino Jefe de la Comunidad Judía Ortodoxa de Guadalajara escribía ayer en
la prensa.
Joshua
Kullock / Teología de la catástrofe
(Mural, 3 noviembre 2012)
“Los
momentos de catástrofes naturales suelen ser buen caldo de cultivo para el
desarrollo de toda clase de pensamientos teológicos. Hay quien ve en un
terremoto el dedo castigador de un dios vengativo. Otros prefieren hacer uso de
estos desequilibrios en el devenir de la naturaleza para afirmar su total
descreimiento en cualquier tipo de deidad. Si dios no puede evitar los
huracanes, entonces esa es prueba más que suficiente de que no existe.
En
estos últimos días veía fotos de las huellas dejadas por Sandy, el huracán que
azotó la costa este de los Estados Unidos. Entre las distintas imágenes, una me
llamó particularmente la atención: se trataba de una toma aérea de un
vecindario en Queens. Allí se podían ver unas cincuenta casas. La mitad estaban
en un estado decente teniendo en cuenta la magnitud de la tormenta. La otra mitad,
por el contrario, estaba absolutamente destruida. No habían quedado ni los
cimientos, fruto de un incendio que se ocasionó luego del paso del huracán.
¿Puede ser que exista un Dios que castiga a unos mientras salva a otros? ¿Puede
ser que paguen justos por pecadores? ¿Puede ser que Dios sea todopoderoso pero
que haya decidido no intervenir mientras el fuego dejaba sin hogar a tantas familias?
¿Se puede creer en Dios en un mundo que se presenta tan caótico y desencajado?
Hace
algo más de ochocientos años vivió un sabio llamado Maimónides. Fue posiblemente
uno de los pensadores más importantes de toda la historia judía, escribiendo
obras legales, exegéticas, médicas y filosóficas a lo largo de su vida. Como no
podía ser de otra manera, Maimónides también escribió teología, y se dedicó
entre otras cosas a intentar explicar el problema del mal. Pero con una
salvedad: su teología no fue producto de una reflexión disociada del
sufrimiento, ya que este sabio español perdió a un ser querido en una
catástrofe natural. En medio de una furiosa tormenta, el barco en el que
viajaba su hermano se hundió, y por tanto, cuando Maimónides tuvo que dar
cuenta de Dios y del mal, lo hizo desde su propia experiencia.
Para
Maimónides, hay tres grandes fuentes de males en el mundo: aquello que
concierne a las leyes de la naturaleza, aquello que los hombres se hacen
mutuamente y aquello que el hombre se hace a sí mismo. Sin profundizar
demasiado (no es este el espacio para hacerlo) podemos ver que las tres causas
del mal tienen algo en común: excluyen a Dios de la ecuación. En este mundo que
se comporta de acuerdo con leyes establecidas, pretender que Dios intervenga a
fin de protegernos sería un despropósito, y haría colapsar toda la estructura.
Los tsunamis, por poner un ejemplo, no son castigo divino, sino la consecuencia
del movimiento de placas tectónicas de nuestro planeta.
Quitar
a Dios de la ecuación que intenta encontrar sentido a los desastres naturales
no significa declarar que no existe o que su presencia es inocua. Por el
contrario, hacer teología de la catástrofe puede ser la invitación para generar
un cambio de perspectiva en la manera en la que vemos y entendemos las cosas
que nos suceden. Mientras que hubo, hay y habrá gente que siga sosteniendo que
Sandy es la forma que Dios tiene de castigar a los Estados Unidos por la razón
que sea y gente que aproveche la ocasión para afirmar su ateísmo practicante,
yo prefiero ver a Dios en el día después, en el momento en que comienza la
reconstrucción: porque incluso si no hay deidad que pueda intervenir en la naturaleza
para ahorrarnos huracanes, terremotos o tsunamis, Dios se encuentra en todas aquellas
manos que se ofrendan en el ser para volver a poner de pie a las ciudades
golpeadas por la tragedia. De igual manera, Dios no sería el causante de
enfermedades y dolencias; por el contrario, su presencia quedaría manifiesta en
aquellos médicos que cotidianamente hacen todo lo posible por curar a sus
pacientes.
Las
catástrofes naturales son caldo de cultivo para el pensamiento teológico. Pero
mientras muchos ven en ellas a un dios destructor o a un dios indiferente, yo
seguiré promoviendo un paradigma distinto, en donde no solamente Dios nos
inspira a reconstruir, sino que todos -creyentes o no- somos constantemente
invitados a afirmarnos en el lugar de quien con sus obras decide contribuir
activamente a palear el sufrimiento en este mundo, ya que de esa manera hacemos
acto de la potencia redentora que anida en cada uno de nosotros”.
(Noticia
sobre el autor. “La Comunidad Hebrea de Guadalajara - llamada también
Kehila Masortit - fue fundada en el año 2003 por un grupo de familias que
decide continuar con la práctica del Judaísmo conservador en la ciudad, luego
que la Comunidad Israelita de Guadalajara decidiera optar por la adopción del
rito ortodoxo. Hoy en día, la Comunidad Hebrea de Guadalajara cuenta con 190
miembros. Desde septiembre de 2006, es liderada por el Rabino Joshua Kullock. La
comunidad cuenta con un blog y un podcast que se actualizan semanalmente. Asimismo,
la comunidad transmite clases desde su propio canal de TV en Internet” (Wikipedia).
5. La palabra definitiva de Jeremías: el
amor invencible de Dios
El
amor de Dios no queda satisfecho con el perdón, sino que es
-
por de pronto perdón (el perdón en Jeremías está muy relacionado con la
conversión),
-
y que se manifiesta sobe todo con la promesa, la cual alcanza su cima en
31,31-34.
Guadalajara,
4 noviembre 2012
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