Apuntes sobre Profetas
Fr. Rufino María Grández, O.F.M.Cap.
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Centro Superior Salesiano –
Tlaquepaque, Jal. – Curso 2015-2016
1
Orientación básica del curso
En el estudio de la Sagrada Escritura el encuentro con los Profetas
suele producir una experiencia singular, por cuanto que los profetas nos abren
radicalmente al encuentro con el Dios vivo de Israel. Los profetas nos enseñan
a contemplar la inmanencia de Dios en la historia, y la historia de Dios, en
cuanto historia de salvación, historia de amor bajo el signo de una Alianza es
siempre una historia abierta. Los Profetas, por lo tanto nos introducen en el
hoy de Dios en la historia. En consecuencia, y simultáneamente, en el hoy de
Dios en mi historia personal: mi vida queda asumida por un Dios transcendente y
presente, se diviniza y adquiere dimensiones de historia universal y de
eternidad. El ámbito de la Profecía para un lector presente es la Encarnación.
Con este lenguaje no queremos rebajar la categoría del estudio de
los profetas como disciplina académica, pero sí radicalizar el estudio al grado
de que el mismo estudio entitativamente sea encuentro con el Viviente. Placeat
tibi ut des mihi in his verbis et sancta lectione tantum te diligere quantum te
cognoscere, quia nollo te cognoscere nisi ut te diligam, Domine Deus, Creator
meus (Oración bonaventuriana tradicional durante siglos en mi orden
capuchina).
Al obrar de esta manera queremos radicalizar y unificar el ser –
ser anhelante del hombre buscador – y justo en este momento de la historia en
que nos encontramos. Para perfilar esta idea o intuición matriz, de entrada
acudimos a tres referencias oportunas por la razón que se expone.
Primera
referencia: Evangelio de la identidad de Jesús (Mc 8,27-35)
Evangelio del domingo de ayer (XXIV, ciclo B): ¿Quién dice los
hombres que soy yo? Jesús es Juan Bautista redivivo, Jesús es el profeta Elías,
Jesús es otro de los profetas que fueron.
Con esta respuesta se saca a Jesús del mundo contemporáneo para
situarlo en una categoría especial de comunión que Dios, a la que se abre la
Profecía. Jesús, sin quedar deshumanizado, sin salir de nuestra historia, es
situado en una esfera superior, en esa comunión singular con Dios que las vemos
en los profetas. Es una respuesta radicalmente buena, como dirección porque
aproxima a Jesús al área de lo divino, pero es insuficiente. De hecho, al
respuesta a la identidad de Jesús solo puede alcanzarse pro vía de revelación,
y la “carne y la sangre” no lo alcanza.
Jesús es el Mesías de Dios. Esto es lo certero. Ahora bien, el
mesianismo popular que comparte Pedro y los apóstoles, desfigura el perfil
divino-humano en el que Jesús está. Por eso cumple aquí las funciones de
Satanás, el tentador, cuando increpa a Jesús para que se retire de ese camino.
Jesús ahora revela y emite su propia identidad:
1)
Traspasa
la Profecía, porque es más que profeta.
2)
Pasa
a la mesianidad: Jesús es el Mesías, por lo tanto el final de la profecía.
3)
Pero
un Mesías de amor escandaloso, que no tiene una figura adecuada precedente,
pero que de alguna manera está insinuada en el Siervo de Yahvéh.
En
consecuencia, Jesús es el único, pero en esta línea.
Como
la figura de Jesús es en sí misma indivisa (le demos el título de Maestro,
depositario de la Sabiduría; de Profeta, en continuidad con Moisés y los
Profetas que siguieron; de Rey, en línea
davídico espiritual; incluso de Sacerdote, en sustitución de todo el sacerdocio),
siempre tendremos que verlo en su totalidad indefinible: venido de Dios para
salvar a los hombres, a todos los hombres.
Si
le queremos llamar PROFETA es UN PROFETA ÚNICO. Él es, pues, el contenido
plenario de todo el mensaje profético.
Estudiamos
los libros proféticos para acceder a Jesús Profeta. El final de nuestro estudio
es Jesús-Profeta, y Jesús-Profeta es Jesús-Hijo.
Segunda
referencia: Una manifiesto de los Teólogos y Teólogas de la Asociación Juan
XXIII (Madrid 13 septiembre 2015)
Tomamos de la prensa este documento,
como referencia de estudio, como análisis y crítica.
Mensaje del 35 Congreso de Teología).- Del
10 al 13 de septiembre de 2015 hemos celebrado el 35
congreso de teología, que ha reunido a personas procedentes de los
diferentes países, continentes, culturas y religiones para reflexionar sobre "las
religiones, violencia y caminos de paz" y contribuir a la construcción
de un mundo más justo, pacífico y solidario.
1. En el mundo existen hoy 42 conflictos
armados, a los que hay que sumar la violencia de no pocos Gobiernos y de
organizaciones terroristas contra la población civil. Estos conflictos
están provocando destrucción de vidas humanas, deterioro de la naturaleza, eliminación
de manifestaciones culturales milenarias, éxodos, desplazamientos y migraciones
masivas, así como persecución de las minorías culturales y religiosas. En 2015
se han producido cerca de 3000 muertos en el Mediterráneo por las
condiciones inhumanas en que centenares de miles de personas hacen la travesía,
mientras que los capitales no tienen fronteras, circulan libremente y bajo la
protección de los Gobiernos.
2. En dichos conflictos intervienen factores
económicos y políticos y juegan un papel importante, a veces decisivo, las
religiones, que se convierten en fuente de violencia o, al menos, en
justificación y vehículo de la misma. Una parte nada desdeñable de responsabilidad
le corresponde a la globalización neoliberal, que se comporta de manera
agresiva, e incluso violenta, con las identidades culturales y religiosas
subalternas, cuyas tierras explotan las multinacionales en su propio beneficio
con grave deterioro del medio ambiente y de la vida de las comunidades
autóctonas.
3. La violencia va unida estrechamente a la
corrupción, la explotación de los seres humanos, la injusticia estructural
y el incremento de las desigualdades. En Europa 123 millones de personas viven
en situación de pobreza, mientras que hay 342000 millonarios. El 1% por ciento
más rico tiene un tercio de la riqueza de todo el continente. El 30% de niñas y
niños europeos viven por debajo del umbral de la pobreza. España es el cuarto
país más desigual de la Unión Europea. Las situaciones de pobreza y desigualdad
son más acusadas todavía en los continentes africano y latinoamericano. Es
la violencia del sistema.
4. La violencia tiene muchos rostros y un
sinnúmero de manifestaciones. La más extrema es la violencia de género,
instrumento permanente de poder y de dominación del patriarcado contra las mujeres,
que desemboca en feminicidios masivos. En España, en los últimos trece años, se
han producido 790 feminicidios. La violencia patriarcal está muy extendida entre
los adolescentes y los jóvenes, en el mundo laboral, en la infancia, donde se
produce de forma persistente y oculta. Hemos prestado especial atención a las
niñas y los niños robados con la complicidad directa de instituciones
católicas. A estas manifestaciones hay que sumar la violencia contra los
homosexuales, bisexuales y transexuales.
5. El feminismo responde a la violencia de género
con un discurso crítico de la discriminación de las mujeres y unas prácticas
fundadas en la igual dignidad de los seres humanos. La jerarquía católica,
sin embargo, lejos de condenar la violencia patriarcal y homófoba, tiende a
guardar silencio y lo que condena es la teoría de género. Ella misma ejerce
la violencia contra las mujeres y las minorías sexuales al negarles el
acceso al ministerio ordenado, excluirlas de los ámbitos de responsabilidad,
negarles los derechos sexuales y reproductivos e imponerles una moral
represiva.
6. Como respuesta a las distintas formas de
violencia creemos necesario un cambio de paradigma de las religiones con estas
características: opción por las personas, colectivos, pueblos y continentes
empobrecidos y discriminados; trabajo por la justicia y defensa de los derechos
humanos, especialmente de las personas a quienes se les niegan dichos derechos;
igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida religiosa;
reconocimiento de las diferentes identidades sexuales; respeto al otro, a la
otra, a las diferencias étnicas, culturales y religiosas; diálogo intra- e
interreligioso; sostenibilidad, cuidado de la casa común y defensa de la
biodiversidad; construcción de una cultura de paz a través de la colaboración
en los acuerdos de paz y en la respuesta negociada a los conflictos;
hospitalidad. Sólo así dejarán de ser fuentes de violencia y se convertirán
en caminos de paz.
7. Pedimos a los Estados el desarme militar y
el rearme moral, la sustitución de la carrera armamentística y del comercio
de armas por políticas de cooperación con los países del Sur, la superación del
etnocentrismo y el desarrollo de políticas de solidaridad y de acogida, la
apertura de fronteras a todas las personas inmigrantes, refugiadas y
desplazadas por el hambre, la intolerancia religiosa y la persecución política.
El asilo es un derecho humano, que a nadie se le puede negar.
8. Pedimos a las religiones y a sus dirigentes
que eliminen las fronteras religiosas que separan y a veces desembocan en
guerras de religiones, elaboren discursos y prácticas de solidaridad, superen
la endogamia y desarrollen un macro-ecumenismo de la no violencia activa, la
hospitalidad y la lucha por la justicia.
9. Valoramos positivamente la sensibilidad del
papa Francisco hacia los inmigrantes y refugiados, sus denuncias contra la
insolidaridad de Europa ante este drama y sus llamadas a hospitalidad. En
coherencia con dicha actitud, le pedimos que abra las puertas del Estado
Vaticano a las personas que vienen a nuestros países en busca de mejores
condiciones de vida y huyendo de la violencia. Así tendrán credibilidad sus
denuncias.
10. Nos comprometemos a luchar contra el modelo
económico neoliberal injusto y violento en su raíz, a colaborar en la
acogida de inmigrantes y refugiados y refugiadas con las organizaciones que
trabajan en esa dirección, a abrirles las puertas de nuestras casas y de
nuestras comunidades y a destinar una parte de la colecta del Congreso a este
fin.
Madrid, 13 de septiembre de 2015
Puntos de análisis y crítica
1. Este documento producto de una Asociación de Teólogos y Teólogas
es significativo como mensaje de una determinada Teología, en cuyos
presupuestos no entramos.
2. Es estremecedor en los datos que se dan con respecto a la
dolencia del Pueblo hoy, pueblo al que se dirige la solicitud de Dios y que
marca ciertamente ámbitos irrenunciables de la teología.
3. Seguramente que unos teólogos o teólogas de este corte querrán
una explicación de los profetas hoy “así”; de modo que otra explicación de alta
teología sería una evasión de la realidad de Dios hoy.
4. Ahora bien, el lector crítico se pregunta: En este documento
teológico no aparece la palabra “Dios”. ¿No estaremos desviando el verdadero
mensaje profético, cuya absoluta radicalidad humana está fundamentada en Dios
Creador y Dios de la Alianza, en definitiva, pues, en Dios Amador del hombre?
Por ejemplo: “El asilo es un derecho humano, que a nadie se le puede negar”
(n. 7). ¿Quién ha dado al hombre este derecho? Y el profeta responde: Dios,
absolutamente Dios. “Del Señor es al tierra y cuanto la llena”.
5. Queremos, pues, hacer una teología mucho más radicalizada y
absolutizada en Dios.
6. Una observación accesoria pero sumamente importante. Al
hacer en clase un ejercicio repentino de tres minutos para responder a la
pregunta: “¿Cómo definirías lo que es un profeta?”, todas las respuesta
instintivamente han tenido como referencia explícita: Dios. Luego vienen
matices altamente interesantes: aquel hombre – o “aquella mujer” – llamado,
llamada…
Tercera
referencia: un texto de Oseas (lectura del oficio de lectura de los días pasados)
Final del
capítulo 2 de Oseas: Me desposaré contigo para seimpre
Nota. Para
una exégesis crítico-literaria, véase L. Alonso-Schökel – J. L. Sicre, Profetas.
Comentario, Vol II (Ed. Cristiandad, Madrid 1980), 879-880.
Igualmente
como comentario de afinada teología, La Traduction Oecuménique de la Bible
(TOB), ad locum.
Muy en
síntesis y para nuestro propósito decimos lo siguiente:
1.
El profeta ha llegado a captar que Dios brinda al
hombre su amor como un matrimonio para siempre. Decir que Dios es esposo del
hombre es verdad suprema y concreta. Hasta aquí alcanza la profecía, como
preámbulo del Cantar de los cantares.
2.
Dios, al perdonar, perdona de tal forma que
“virginiza” la condición de la esposa infiel, adúltera (antigua observación que
han hecho los filólogos al analizar el término usado pro Oseas para decir “me
casaré”, que en realidad es: me desposaré con una virgen. Tú eres virgen porque
yo te he virginizado).
3.
Ahora bien, a la hora de entender vivificantemente al
Palabra de Dios, sucede que el Pueblo soy yo, personalmente yo. Yo estoy
destinado a un matrimonio con Dios, a la experiencia real de que Dios es mi
esposo.
4.
Es esposo – marido – aquel que te penetra enteramente
y se funde contigo, en alma y cuerpo. Y Dios, suprema aspiración del anhelo
humano es éste, así transmitido por la Profecía. Ese es el punto terminal de
nuestro estudio.
5.
El texto sagrado también apunta aquí a una alianza
universal de la creación: Dios responde a los cielos, los cielos responden a la
tierra, la tierra responde al trigo, vino y aceite. La creación recupera su
armonía a través de su unión esponsal con Dios, que se realiza en mí mismo.
Nota personal. La secularización
arrasante que inunda la sociedad y que invade nuestra vida de Iglesia nos deja
al desamparo, con frecuencia sumidos en una profunda crisis de sentido. Si realmente
uno halla el “sentido” de su vida en esta esponsalidad con Dios como palabra
finald e la Profecía, entonces la vida comienza a ser primavera, se alcancen o
no los frutos que uno quisiera.
(14
septiembre 2015)
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