domingo, 20 de septiembre de 2015

1. Orientación básica del curso



Apuntes sobre Profetas
Fr. Rufino María Grández, O.F.M.Cap.
 
Centro Superior Salesiano – Tlaquepaque, Jal. – Curso 2015-2016

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Orientación básica del curso

En el estudio de la Sagrada Escritura el encuentro con los Profetas suele producir una experiencia singular, por cuanto que los profetas nos abren radicalmente al encuentro con el Dios vivo de Israel. Los profetas nos enseñan a contemplar la inmanencia de Dios en la historia, y la historia de Dios, en cuanto historia de salvación, historia de amor bajo el signo de una Alianza es siempre una historia abierta. Los Profetas, por lo tanto nos introducen en el hoy de Dios en la historia. En consecuencia, y simultáneamente, en el hoy de Dios en mi historia personal: mi vida queda asumida por un Dios transcendente y presente, se diviniza y adquiere dimensiones de historia universal y de eternidad. El ámbito de la Profecía para un lector presente es la Encarnación.
Con este lenguaje no queremos rebajar la categoría del estudio de los profetas como disciplina académica, pero sí radicalizar el estudio al grado de que el mismo estudio entitativamente sea encuentro con el Viviente. Placeat tibi ut des mihi in his verbis et sancta lectione tantum te diligere quantum te cognoscere, quia nollo te cognoscere nisi ut te diligam, Domine Deus, Creator meus (Oración bonaventuriana tradicional durante siglos en mi orden capuchina).
Al obrar de esta manera queremos radicalizar y unificar el ser – ser anhelante del hombre buscador – y justo en este momento de la historia en que nos encontramos. Para perfilar esta idea o intuición matriz, de entrada acudimos a tres referencias oportunas por la razón que se expone.

Primera referencia: Evangelio de la identidad de Jesús (Mc 8,27-35)
Evangelio del domingo de ayer (XXIV, ciclo B): ¿Quién dice los hombres que soy yo? Jesús es Juan Bautista redivivo, Jesús es el profeta Elías, Jesús es otro de los profetas que fueron.
Con esta respuesta se saca a Jesús del mundo contemporáneo para situarlo en una categoría especial de comunión que Dios, a la que se abre la Profecía. Jesús, sin quedar deshumanizado, sin salir de nuestra historia, es situado en una esfera superior, en esa comunión singular con Dios que las vemos en los profetas. Es una respuesta radicalmente buena, como dirección porque aproxima a Jesús al área de lo divino, pero es insuficiente. De hecho, al respuesta a la identidad de Jesús solo puede alcanzarse pro vía de revelación, y la “carne y la sangre” no lo alcanza.
Jesús es el Mesías de Dios. Esto es lo certero. Ahora bien, el mesianismo popular que comparte Pedro y los apóstoles, desfigura el perfil divino-humano en el que Jesús está. Por eso cumple aquí las funciones de Satanás, el tentador, cuando increpa a Jesús para que se retire de ese camino.
Jesús ahora revela y emite su propia identidad:
1)      Traspasa la Profecía, porque es más que profeta.
2)      Pasa a la mesianidad: Jesús es el Mesías, por lo tanto el final de la profecía.
3)      Pero un Mesías de amor escandaloso, que no tiene una figura adecuada precedente, pero que de alguna manera está insinuada en el Siervo de Yahvéh.
En consecuencia, Jesús es el único, pero en esta línea.

Como la figura de Jesús es en sí misma indivisa (le demos el título de Maestro, depositario de la Sabiduría; de Profeta, en continuidad con Moisés y los Profetas que siguieron;  de Rey, en línea davídico espiritual; incluso de Sacerdote, en sustitución de todo el sacerdocio), siempre tendremos que verlo en su totalidad indefinible: venido de Dios para salvar a los hombres, a todos los hombres.
Si le queremos llamar PROFETA es UN PROFETA ÚNICO. Él es, pues, el contenido plenario de todo el mensaje profético.
Estudiamos los libros proféticos para acceder a Jesús Profeta. El final de nuestro estudio es Jesús-Profeta, y Jesús-Profeta es Jesús-Hijo.


Segunda referencia: Una manifiesto de los Teólogos y Teólogas de la Asociación Juan XXIII (Madrid 13 septiembre 2015)

Tomamos de la prensa este documento, como referencia de estudio, como análisis y crítica.
Mensaje del 35 Congreso de Teología).- Del 10 al 13 de septiembre de 2015 hemos celebrado el 35 congreso de teología, que ha reunido a personas procedentes de los diferentes países, continentes, culturas y religiones para reflexionar sobre "las religiones, violencia y caminos de paz" y contribuir a la construcción de un mundo más justo, pacífico y solidario.
1. En el mundo existen hoy 42 conflictos armados, a los que hay que sumar la violencia de no pocos Gobiernos y de organizaciones terroristas contra la población civil. Estos conflictos están provocando destrucción de vidas humanas, deterioro de la naturaleza, eliminación de manifestaciones culturales milenarias, éxodos, desplazamientos y migraciones masivas, así como persecución de las minorías culturales y religiosas. En 2015 se han producido cerca de 3000 muertos en el Mediterráneo por las condiciones inhumanas en que centenares de miles de personas hacen la travesía, mientras que los capitales no tienen fronteras, circulan libremente y bajo la protección de los Gobiernos.
2. En dichos conflictos intervienen factores económicos y políticos y juegan un papel importante, a veces decisivo, las religiones, que se convierten en fuente de violencia o, al menos, en justificación y vehículo de la misma. Una parte nada desdeñable de responsabilidad le corresponde a la globalización neoliberal, que se comporta de manera agresiva, e incluso violenta, con las identidades culturales y religiosas subalternas, cuyas tierras explotan las multinacionales en su propio beneficio con grave deterioro del medio ambiente y de la vida de las comunidades autóctonas.
3. La violencia va unida estrechamente a la corrupción, la explotación de los seres humanos, la injusticia estructural y el incremento de las desigualdades. En Europa 123 millones de personas viven en situación de pobreza, mientras que hay 342000 millonarios. El 1% por ciento más rico tiene un tercio de la riqueza de todo el continente. El 30% de niñas y niños europeos viven por debajo del umbral de la pobreza. España es el cuarto país más desigual de la Unión Europea. Las situaciones de pobreza y desigualdad son más acusadas todavía en los continentes africano y latinoamericano. Es la violencia del sistema.
4. La violencia tiene muchos rostros y un sinnúmero de manifestaciones. La más extrema es la violencia de género, instrumento permanente de poder y de dominación del patriarcado contra las mujeres, que desemboca en feminicidios masivos. En España, en los últimos trece años, se han producido 790 feminicidios. La violencia patriarcal está muy extendida entre los adolescentes y los jóvenes, en el mundo laboral, en la infancia, donde se produce de forma persistente y oculta. Hemos prestado especial atención a las niñas y los niños robados con la complicidad directa de instituciones católicas. A estas manifestaciones hay que sumar la violencia contra los homosexuales, bisexuales y transexuales.
5. El feminismo responde a la violencia de género con un discurso crítico de la discriminación de las mujeres y unas prácticas fundadas en la igual dignidad de los seres humanos. La jerarquía católica, sin embargo, lejos de condenar la violencia patriarcal y homófoba, tiende a guardar silencio y lo que condena es la teoría de género. Ella misma ejerce la violencia contra las mujeres y las minorías sexuales al negarles el acceso al ministerio ordenado, excluirlas de los ámbitos de responsabilidad, negarles los derechos sexuales y reproductivos e imponerles una moral represiva.
6. Como respuesta a las distintas formas de violencia creemos necesario un cambio de paradigma de las religiones con estas características: opción por las personas, colectivos, pueblos y continentes empobrecidos y discriminados; trabajo por la justicia y defensa de los derechos humanos, especialmente de las personas a quienes se les niegan dichos derechos; igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida religiosa; reconocimiento de las diferentes identidades sexuales; respeto al otro, a la otra, a las diferencias étnicas, culturales y religiosas; diálogo intra- e interreligioso; sostenibilidad, cuidado de la casa común y defensa de la biodiversidad; construcción de una cultura de paz a través de la colaboración en los acuerdos de paz y en la respuesta negociada a los conflictos; hospitalidad. Sólo así dejarán de ser fuentes de violencia y se convertirán en caminos de paz.
7. Pedimos a los Estados el desarme militar y el rearme moral, la sustitución de la carrera armamentística y del comercio de armas por políticas de cooperación con los países del Sur, la superación del etnocentrismo y el desarrollo de políticas de solidaridad y de acogida, la apertura de fronteras a todas las personas inmigrantes, refugiadas y desplazadas por el hambre, la intolerancia religiosa y la persecución política. El asilo es un derecho humano, que a nadie se le puede negar.
8. Pedimos a las religiones y a sus dirigentes que eliminen las fronteras religiosas que separan y a veces desembocan en guerras de religiones, elaboren discursos y prácticas de solidaridad, superen la endogamia y desarrollen un macro-ecumenismo de la no violencia activa, la hospitalidad y la lucha por la justicia.
9. Valoramos positivamente la sensibilidad del papa Francisco hacia los inmigrantes y refugiados, sus denuncias contra la insolidaridad de Europa ante este drama y sus llamadas a hospitalidad. En coherencia con dicha actitud, le pedimos que abra las puertas del Estado Vaticano a las personas que vienen a nuestros países en busca de mejores condiciones de vida y huyendo de la violencia. Así tendrán credibilidad sus denuncias.
10. Nos comprometemos a luchar contra el modelo económico neoliberal injusto y violento en su raíz, a colaborar en la acogida de inmigrantes y refugiados y refugiadas con las organizaciones que trabajan en esa dirección, a abrirles las puertas de nuestras casas y de nuestras comunidades y a destinar una parte de la colecta del Congreso a este fin.
Madrid, 13 de septiembre de 2015
Puntos de análisis y crítica
1.      Este documento producto de una Asociación de Teólogos y Teólogas es significativo como mensaje de una determinada Teología, en cuyos presupuestos no entramos.
2.      Es estremecedor en los datos que se dan con respecto a la dolencia del Pueblo hoy, pueblo al que se dirige la solicitud de Dios y que marca ciertamente ámbitos irrenunciables de la teología.
3.      Seguramente que unos teólogos o teólogas de este corte querrán una explicación de los profetas hoy “así”; de modo que otra explicación de alta teología sería una evasión de la realidad de Dios hoy.
4.      Ahora bien, el lector crítico se pregunta: En este documento teológico no aparece la palabra “Dios”. ¿No estaremos desviando el verdadero mensaje profético, cuya absoluta radicalidad humana está fundamentada en Dios Creador y Dios de la Alianza, en definitiva, pues, en Dios Amador del hombre? Por ejemplo: “El asilo es un derecho humano, que a nadie se le puede negar” (n. 7). ¿Quién ha dado al hombre este derecho? Y el profeta responde: Dios, absolutamente Dios. “Del Señor es al tierra y cuanto la llena”.
5.      Queremos, pues, hacer una teología mucho más radicalizada y absolutizada en Dios.
6.      Una observación accesoria pero sumamente importante. Al hacer en clase un ejercicio repentino de tres minutos para responder a la pregunta: “¿Cómo definirías lo que es un profeta?”, todas las respuesta instintivamente han tenido como referencia explícita: Dios. Luego vienen matices altamente interesantes: aquel hombre – o “aquella mujer” – llamado, llamada…

Tercera referencia: un texto de Oseas (lectura del oficio de lectura de los días pasados)
Final del capítulo 2 de Oseas: Me desposaré contigo para seimpre

Nota. Para una exégesis crítico-literaria, véase L. Alonso-Schökel – J. L. Sicre, Profetas. Comentario, Vol II (Ed. Cristiandad, Madrid 1980), 879-880.
Igualmente como comentario de afinada teología, La Traduction Oecuménique de la Bible (TOB), ad locum.

Muy en síntesis y para nuestro propósito decimos lo siguiente:

1.      El profeta ha llegado a captar que Dios brinda al hombre su amor como un matrimonio para siempre. Decir que Dios es esposo del hombre es verdad suprema y concreta. Hasta aquí alcanza la profecía, como preámbulo del Cantar de los cantares.
2.      Dios, al perdonar, perdona de tal forma que “virginiza” la condición de la esposa infiel, adúltera (antigua observación que han hecho los filólogos al analizar el término usado pro Oseas para decir “me casaré”, que en realidad es: me desposaré con una virgen. Tú eres virgen porque yo te he virginizado).
3.      Ahora bien, a la hora de entender vivificantemente al Palabra de Dios, sucede que el Pueblo soy yo, personalmente yo. Yo estoy destinado a un matrimonio con Dios, a la experiencia real de que Dios es mi esposo.
4.      Es esposo – marido – aquel que te penetra enteramente y se funde contigo, en alma y cuerpo. Y Dios, suprema aspiración del anhelo humano es éste, así transmitido por la Profecía. Ese es el punto terminal de nuestro estudio.
5.      El texto sagrado también apunta aquí a una alianza universal de la creación: Dios responde a los cielos, los cielos responden a la tierra, la tierra responde al trigo, vino y aceite. La creación recupera su armonía a través de su unión esponsal con Dios, que se realiza en mí mismo.

Nota personal. La secularización arrasante que inunda la sociedad y que invade nuestra vida de Iglesia nos deja al desamparo, con frecuencia sumidos en una profunda crisis de sentido. Si realmente uno halla el “sentido” de su vida en esta esponsalidad con Dios como palabra finald e la Profecía, entonces la vida comienza a ser primavera, se alcancen o no los frutos que uno quisiera.
(14 septiembre 2015)

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